viernes, 5 de diciembre de 2008

Buenas noticias, malas noticias y formas a cambiar.

Durante los últimos días, los medios de comunicación locales y provinciales han dado a conocer distintas noticias sobre nuestro municipio. Dependiendo qué titular se escoja, uno podría ver la botella medio llena o medio vacía, según sus consideraciones personales sobre la situación de Barbate.

De una parte, por fin y después de años de espera, algunos proyectos han sido retomados y puestos en marcha de una vez. Así, se ha puesto la primera piedra de la piscina municipal, algo que nos debe de congratular a todos y por lo que debemos de felicitar al equipo de gobierno. La piscina cubierta es algo que Barbate requiere no porque sea un elemento esencial para su desarrollo, ni tan siquiera porque pueda mejorar la práctica deportiva de la ciudadanía, sino porque, fundamentalmente, nuestro pueblo sufría una discriminación absurda e incomprensible con respecto a otros municipios cercanos, que gozan de este servicio desde hace varios años.

Una buena noticia también es la mejora en el firme de la carretera de Los Caños, aunque esta reforma a más de uno le haya sabido a poco, ya que se vendió incluso un nuevo trazado de la misma carretera. Igualmente, hace unos días, conocimos la presentación en el salón de plenos municipal de una serie de inversiones que, con fondos europeos, se van a realizar a través de la diputación provincial. Dentro de estas subvenciones, se contempla la circunvalación de Zahara.

A estas noticias, habría que añadir la no menos importante, y también motivo de satisfacción, del anuncio de que “el nuevo varadero del puerto comenzará a construirse en 2009”.

Sin embargo, una sola noticia fue capaz de eclipsar todas las dichas anteriormente. El operativo contra el narcotráfico en nuestro pueblo saltó a las primeras planas de todos los diarios y de todos los informativos de radio y televisión, no sólo provinciales y autonómicos, sino incluso nacionales. Ese no es un problema exclusivo de nuestro pueblo. Pero sin duda, en los últimos años, se ha unido a nuestras señas de identidad, aunque, como suele decirse, la inmensa mayoría de los barbateños y barbateñas estemos ajenos a este asunto. Así pues, la lamentable situación de nuestro pueblo tiene un handicap más a superar. No se trata ya tan sólo de la precariedad económica, social o cultural, sino también de cambiar una imagen que para nada merecemos. Y para ello, se nos antoja que los comportamientos de los cargos públicos deben ser ejemplarizantes. Lamentablemente, durante años, la imagen dada por muchos responsables políticos locales no ha sido la mejor y eso se deja notar en el conjunto de la sociedad.

Por este motivo, el observador hoy se atreve hacer una serie de apreciaciones que, por lógicas, parece no serian necesarias recordar si el sentido común, o, como se suele decir, el más común de los sentidos estuviera presente en el día a día de la política municipal.

La primera observación, es la necesidad de cuidar las formas, es decir, quien se elige como representantes de sus vecinos debería tener en cuenta eso mismo, que representa a sus vecinos y vecinas. Es muy difícil separar lo privado de lo público cuando uno se dedica a lo público, sobre todo cuando mucho de lo que se hace en el plano privado se debe a lo que le permite su cargo público. Si quienes nos representan hacen gala de que su cargo sirve para cambiar su vida, enriquecerse o tener más bienes materiales,... no es de extrañar que mucha de la gente, que lo tiene como referencia, copie su modelo. Si quienes nos representan entienden el cargo público como un lugar preferente para beneficio propio aún transgrediendo las normas básicas y rozando la legalidad, no es de extrañar algunos de los comportamientos de los representados.

Un a segunda observación, es el valor que se le da a las instituciones. Podrán llegar muchas subvenciones con las que hacer obras, se podrán crear algunos empleos que vendrán como anillo al dedo a bastantes personas de Barbate, se podrá de una u otra forma vender que la cosa va a cambiar, pero si realmente no se cambian los comportamientos difícil solución tenemos. Para que la ciudadanía crea en las instituciones, es necesario que los que nos representan crean en ellas.

Todo lo contrario a la imagen dada en el último pleno celebrado el pasado miércoles. Como colofón al mismo, la secretaria municipal tuvo que realizar un ruego pidiendo que se respetara el funcionamiento normal de las instituciones y que para poder informar adecuadamente sobre los asuntos a tratar en pleno no se acudiera de forma ordinaria a presentar mociones e iniciativas a través del turno de urgencia. En ese día, se presentaron cinco urgencias cuatro de ellas desde las filas del propio gobierno, y algunas con un gran calado, pues se trataban de aprobar estatutos de empresas municipales como la de limpieza.

Y no le faltaba razón a la secretaria municipal. Cuando un asunto es urgente, se debe tener en cuenta el calado de lo que se plantea. No es lo mismo tratar de forma urgente un tema como contestar a una petición de otra administración para poder realizar un programa de rehabilitación de viviendas, algo puramente administrativo, como la aprobación de unos estatutos de una empresa municipal donde se puede esconder uno u otro modelo de gestión política, donde se puede establecer formas de acceso al trabajo que discrimine,... entre otras cuestiones. Este asunto es de tal caldo que requiere de un verdadero debate, por ello lo mas lógico es informar bien a los distintos partidos políticos para poder analizarlos y enriquecerlos y en ultima instancia apoyarlos o rechazarlos según siempre cada visión particular. Todo se hubiera salvado convocando un pleno extraordinario y en menos de una semana todo estaría terminado.

Ya antes, al inicio del mismo pleno, desde la oposición se manifestó el malestar por no tener la documentación de algunos asuntos que se estaban tratando, concretamente referidos a cuestiones de créditos. Desde el gobierno, se afirmó que se tenía la documentación desde hacia semanas en poder de ellos, y que no se sabía por que no se había entregado a los grupos políticos de la oposición. Por ultimo, no se dudó en afirmar que toda la documentación estaba a disposición de todos, pero que era muy extensa para ser fotocopiada. Sea como fuere, parece ser que de lo que no se han enterado, es que esta manera de entender los plenos desacredita a las instituciones municipales ante la opinión pública. Quien haya podido escuchar estas declaraciones, puede pensar que la falta de rigor en los asuntos públicos es patente.

Por último, este observador quiere hacer patente la extrañeza que supone que la máxima autoridad municipal utilice una forma de dirigirse a un concejal recién nombrado usando el apodo o nombre cotidiano del mismo. Sorprendidos nos quedamos, y por ello, esta observación, cuando escuchamos a quien tiene la responsabilidad de gobernar un pueblo dirigirse durante un pleno a un concejal del ayuntamiento usando un apodo. Un cargo publico debe ser tratado en público como tal, luego en la intimidad o en la confianza puede tratar a cada cual como considere y como le permitan, pero el cargo obliga nobleza y no hay nada mas noble que ser representante de su pueblo

Por eso no se trata de ver la situación como la botella media llena o media vacía, dependiendo de quien lo analice, sino de entender que nuestro pueblo necesita un verdadero cambio donde las inversiones son una parte importante pero otras cuestiones igualmente importantes, son el desterrar, las formas de entender el poder que durante años presidieron la vida municipal y romper de una vez por todas con la imagen que unos pocos están empeñados en dar a su pueblo, a pesar de que ello perjudique a la inmensa mayoría.

No hay comentarios: