sábado, 21 de febrero de 2009

¿Descuido, Olvido o irresponsabilidad?


Desde hace años, sabemos que nuestro municipio participa en FITUR. Este acontecimiento nacional (e incluso internacional) pretende ser el mayor escaparate de oferta turística de nuestro país. Son numerosos los alcaldes concejales y concejales de nuestro municipio que se han desplazado hasta Madrid, aprovechando estas fechas, señalando la importancia de estar representados en esa feria turística.

Hubo unos años que incluso la tele local retransmitía algunos momentos del stand de la provincia y nuestros responsables municipales aparecían en antena en una mezcla de Paco Martínez Soria y Julián Muñoz, vendiendo el despegue económico que nuestro pueblo iba a experimentar con el desarrollo del turismo. Nos hacían recordar aquello del “Turismo que gran invento”.

En su puesta en escena, no dudaron en vender proyectos sentenciados por la justicia, en recalificar terrenos para hoteles que nunca se construyeron, en gravar aun más las endebles haciendas locales con suntuosos gastos de representación, etc.

A pesar de ello, el sector turístico en Barbate sigue sin despegar. Es más, sólo algunas zonas de municipio distantes del propio casco urbano barbateño mantienen un ritmo de crecimiento y oferta turística con pujanza. Nos referimos, pues, a la parte de Caños y Zahora, por una parte, y la de Zahara de los Atunes, por otra. Nuestro pueblo, que desde hace décadas aspira a vivir en parte del turismo, no consigue hacerlo. Es más, la falta de diseño de una política turística que apueste claramente por la construcción de hoteles en el propio casco urbano, y la consolidación de un modelo de turismo familiar de apartamentos privados ha dejado encorsetado este posible desarrollo.

La opinión pública, en general, ha oído hablar de la necesidad de impulsar el turismo en nuestro pueblo, algo que se nos antoja más que importante. Para ello, hay que actuar al menos en dos líneas: de una parte, crear una oferta apetecible; otra, darla a conocer. Pero ello, podría llevar al dilema del huevo o la gallina, es decir, cómo dar a conocer algo que no hay, cómo crear una oferta si no conocen nuestros atractivos. Sea como fuere, ambos elementos son fundamentales y deben de ir de la mano de ese deseado desarrollo.

Nuestro pueblo, aun falto de instalaciones que lo hagan atractivo, por este motivo sí puede presumir de tener grandes encantos y valores que sin duda bien dimensionados nos podrían dar como resultado la creación de instalaciones hoteleras que lo pusieran más en valor. Es en esta espiral donde tus instalaciones son tu mejor imagen y tu imagen atraen cada vez a más instalaciones. Se nos antoja, como condición necesaria, para que se de ese deseado desarrollo.

Manejar pues los pocos recursos disponibles en la maltrecha economía de la institución municipal y por extensión local es fundamental para que nuestro pueblo y su imagen turística no quede relegada en un segundo plano de la oferta turística de la zona. Sin embargo, algunos datos nos hacen ver con pesimismo el papel que se le da a nuestro potencial turístico en el conjunto de la provincia.

Hace unos días, unas amigas me hicieron llegar un folleto (especie de cómic) que varios diarios de la provincia habían regalado a sus lectores con motivo de la feria de Turismo FITUR 2009. En el mismo, el protagonista de la historia tendrá que ir encontrando pistas visitando distintos pueblos de la provincia…

La historia comienza con el encargo que el Sr. Presidente de la Diputación hace al personaje para recuperar la corona de Argantonio. El personaje debe encontrar las pistas para resolver el entuerto, y para ello visitar los lugares de la provincia, empezando, como no, por la capital. Tras recorrer la zona de la Bahía de Cádiz pasa a la Sierra donde hace lo propio. De la Sierra pasa al Campo de Gibraltar, y el hombre sigue dando a conocer los encantos de los sitios y lugares por los que pasa. Poco a poco nos vamos acercando a la costa de Barbate y después de Bolonia, aparece…Zahara de los Atunes. Ya queda menos. A su lado una página de propaganda del Novo Sancti Petri, esperando volver la pagina y encontrarnos con Barbate, nos llevamos la sorpresa…… el personaje salta a la playa del Palmar, y de allí sube a Vejer. Aún puede bajar para Barbate, ¿lo hará? No. Barbate no aparece. Se pasa a Conil. Un agujero negro se vuelve a producir e impide que nuestro pueblo salga en este folleto. Nuevamente nos olvidan

¿Es que acaso nuestro pueblo no tiene un parque natural con el acantilado, pinar y marisma que otros lo quisieran? ¿No tenemos un puerto deportivo que esta la espera de ser dimensionado en su justa medida? ¿No tenemos unas playas y costas envidiables? ¿Nuestra gastronomía no es también un atractivo para que nos visiten?

Ante esta situación, permítaseme las siguientes observaciones a modo de hipótesis, que cada cual escoja:

- ¿No aparecer para nada el nombre de Barbate se debe a un olvido, un descuido o tan sólo una irresponsabilidad?

Supongamos que este cómic ha sido editado y realizado por una entidad privada. Habría que preguntarse por qué nos dejan fuera. ¿Se le ha olvidado nuestro pueblo? Teniendo en cuenta que cada cual puede hacer lo que quiera, no es menos cierto que los periódicos que lo editan podrían acordarse de este pueblo no sólo para vender titulares morbosos sobre las desgracias que nos azoran.

Pongámonos en el caso de que algunos organismos oficiales como la Diputación Provincial haya subvencionado en parte este cómic. ¿No resulta aun menos comprensible que se vuelva a olvidar a este pueblo y se le relegue al ostracismo de no aparecer con otros pueblos de la comarca y de la provincia? ¿Se podría entender como un descuido acostumbrados como han estado a tenernos descuidados?

Situémonos en un tercer escenario: que los pueblos que aparecen en el cómic son únicamente aquellos que hacen una aportación económica para su edición, es decir, que sólo salgan los que pagan. En este caso, ¿estaríamos ante un olvido, un descuido o tan sólo una irresponsabilidad de quienes nos gobiernan?

miércoles, 18 de febrero de 2009

Vida de magisterio. Magisterio de la vida



Los dos últimos artículos “Desde la Barrera” giraron en torno a algunos documentos que se han entregado en forma de alegaciones al nuevo PGOU. Cabe decir, que la importancia del tema bien merecía detenernos y extendernos en las ideas que aportaban. Y decimos importancia del tema, pues el urbanismo, sin duda, es una disciplina que incide en el desarrollo y posibilidades de nuestras vidas. Marca nuestro “modus vivendis”, es decir, los actuales barbateños adultos, pero sobretodo las futuras generaciones, dependerán en su desarrollo de los documentos que se elaboren para el crecimiento de nuestro municipio, o incluso por el no desarrollo de estos documentos.

De igual modo que se construyen los pueblos con los diseños y políticas urbanísticas, también hay otros elementos que inciden, igualmente, en el desarrollo de los pueblos, como la industria, cultura, educación…en este último nos quisiéramos centrar hoy.

La creación de un sistema educativo local, fuerte y ajustado a las necesidades de la población es, igualmente, un elemento esencial para el desarrollo de los pueblos. Para ello, es necesario, entre otras cuestiones, contar con unas buenas infraestructuras, es decir, edificios que, alejados de la precariedad, faciliten espacios educativos y de relaciones interpersonales, aunque no es imprescindible pues para el acto de enseñar y aprender cualquier sitio puede ser el adecuado. Se nos viene a la mente la película “El profe” de Mario Moreno “Cantinflas”, que tras destrozarle la escuela termina enseñando en el campo.

Junto a las infraestructuras, cabe destacar unos buenos recursos. En la época de las nuevas tecnologías, los centros educativos deben incorporarlas y facilitar a su alumnado el uso de las mismas. Pero no por ello debemos olvidar que el mayor recurso que tuvo el maestro de maestros, Sócrates, fue la palabra y su uso en la mayéutica.

Algo que nos parece fundamental para poder avanzar en el desarrollo de las futuras generaciones, es el establecimiento de unas relaciones sinceras y respetuosas entre la escuela y la familia, ya que una sin la otra no pueden culminar tan importante empresa.

Dentro de estas variables o factores que inciden en el sistema educativo, juega un papel fundamental el profesorado. En este caso, como en cualquier otra actividad humana, los hay buenos, regulares y malos, según el criterio de quienes los enjuician o valoran. En nuestro pueblo, ha sido frecuente utilizar por parte de algunos de los que nos han gobernando el término maestro con un matiz peyorativo. Responsables públicos se han jactado, durante años, de criticar a los maestros por su vacaciones, por su trabajo o por su implicación publica. Para ello, no han dudado en unir este vocablo a otros como ecologista, etc que también han sido tratados en Barbate de forma despectiva.

Quienes así actuaron, posiblemente, no eran conscientes del daño que se le hacía a su propio pueblo, a quienes ellos decían que querían defender. Atacar de forma general a quienes tienen la alta responsabilidad de formar a las nuevas generaciones es, sin duda, un error suicida que condena a los pueblos al ostracismo cultural. Sirva como ejemplo las consecuencias de la depuración del magisterio que se realizó durante los primeros años de la dictadura franquista y que vació a las escuelas de tantas personas ilustres e ilustradas. Algo que mermó el desarrollo de este país durante décadas. Como decimos, esto obvia para que la gente pueda valorar a un determinado maestro o maestra más o menos satisfactoriamente. Pero esto, para nosotros, es secundario, ya que por encima de esta clasificación, lo que deseamos resaltar con este artículo es a las personas que realmente hacen de su magisterio una forma de vida. Maestros y maestras que no sólo se limitan a transmitir conocimientos durante un determinado número de horas al día, por lo que se les retribuye, sino que a lo largo de su trayectoria vital son muchas las facetas en las que ejercen su magisterio.

Así pues, hay quien, siendo consciente que educar es algo más que la preparación de las generaciones próximas para la obtención de titulaciones académicas, ha desplegado por ello en todas las facetas de su vida un compromiso crítico para el avance de la sociedad y la maduración personal. Muchos de ellos nunca serán lo suficientemente compensados por esta sociedad, ya que su labor no se puede medir en criterios económicos. En este sentido:
¿Cómo se puede pagar con dinero a quienes te posibilitan situarte para analizar la vida que te rodea en un ángulo o perspectiva que nunca hubieras alcanzado a descubrir por ti mismo?

¿Cómo cuantificar económicamente a quien, con su ejemplo, te muestra la necesidad de huir de cualquier dogmatismo y pasar por el filtro del debate y la discusión lo que se pretende llevar a la práctica?

¿Cómo poner precio a quien te enseña a disfrutar de una buena película, de una obra literaria o de arte y para ello no duda en emplear su tiempo para compartirlo con los demás?

¿Cómo recompensar únicamente con un sueldo la dedicación de quien, en su entorno más inmediato, te propicia acercarte a la naturaleza y descubrir la satisfacción de estar en ella?

¿Cómo cuantificar económicamente el valor del magisterio de quien te ha enseñado a ser riguroso en el razonamiento, coherente con tus ideas y firme con tus principios?

¿Quién puede pagar el tiempo que se emplea en implicarse en los problemas comunes y en hacer suyo los problemas de otros?

¿Cómo retribuir monetariamente a quien sabe ponerse del lado del más débil para compensar la balanza de la historia que siempre cae hacia el lado del más poderoso?

Estas, se nos antojan, son algunas de las cualidades de quienes hacen de su vida un verdadero magisterio, al tiempo que ejercen como maestros. Quisiera aprovechar estas líneas para hacer el reconocimiento a tantos buenos maestros y maestras que en nuestro municipio han desarrollado su labor pedagógica, pero especialmente, hoy, este observador, quiere hacer recaer este reconocimiento en la persona de Gloria Crespo, maestra de escuela y maestra en muchas facetas de la vida.