miércoles, 5 de noviembre de 2008

Ahora o nunca


Durante años, las promesas electorales han llegado a nuestro pueblo como tabla de salvación. Cualquier repaso a la historia reciente de nuestro pueblo, ya sea a través de la hemeroteca o de los libros, que sobre distintos gobiernos locales se han editado, se confirma la idea de que a este pueblo siempre se le prometió mucho pero se le dio poco.

Los períodos deportivos pesqueros que el dictador pasó en nuestras aguas, no fueron suficiente como para que las deficiencias en viviendas, sanidad o educación, etc., que acumulaban nuestro pueblo fueran corregidas. Recordemos que Barbate duplicó su población en pocos años, sin que ello supusiera el incremento de los servicios públicos en aspectos tan básicos como los dichos anteriormente. La imagen de un Barbate en pleno esplendor se correspondía a la ingente entrada de dinero por el boyante negocio de la pesca, pero no por la existencia de indicadores de calidad de vida, todo ello sin entrar en las lamentables condiciones de trabajo a la que la mayor parte de la población se encontraba sometida (son muchas las personas que, a pesar de haber trabajado prácticamente desde su infancia, encontraban su historia laboral sin apenas cotizaciones.).

La llegada de la democracia, trajo consigo la esperanza para una inmensa mayoría. Las victorias abrumadoras del PSOE, que tuvo en Barbate uno de los alcaldes más votados de toda España, pone de manifiesto la confianza de una gran masa social para transformar a éste pueblo. Se pedía, por así decirlo, que junto a los beneficios económicos, Barbate mejorara en infraestructuras al tiempo que muchos trabajadores de la mar soñaban con poderse dedicar a otras actividades económicas. Sin entrar a valorar este período de forma exhaustiva, sí al menos, podemos decir que durante el mismo, nuestro pueblo sufrió algunos cambios, sobre todo en la modernización de la administración municipal que debió asumir nuevos servicios y por ello tuvo que ampliar su plantilla. Igualmente, en estos primeros años de la democracia, se intentó corregir algunos déficit en relación al callejero e infraestructuras. Esta situación no tuvo los efectos deseados, y así Barbate siguió dependiendo de una pesca cada vez más complicada y menos rentable. La modernización municipal sirvió para que muchos buscaran su “tabla de salvación personal” accediendo, sin ningún tipo de control, a un puesto laboral en el Ayuntamiento. Y para colmo, muchas de las obras de infraestructuras que se hicieron no contaron con el seguimiento y control necesario para garantizar que las inversiones realizadas tuviesen el resultado esperado, por poner un ejemplo se afrontaron obras públicas en el saneamiento que aún siguen dando problemas. De nada sirvieron las visitas de altos cargos a nuestro municipio, de nada sirvieron las continuas victorias por mayoría absoluta del partido gobernante. Barbate, poco a poco y debido a la crisis pesquera, iba perdiendo su pujanza económica, al tiempo que mantenía sus problemas sociales.

El cambio de partido en el gobierno de España con la entrada del PP y su victoria en las municipales locales de 1999, volvía a repetir el mismo escenario: Barbate daba su apoyo para gobernar en el pueblo al partido que ya lo hacía en España. Nuevamente, las visitas de los ministros conservadores fueron frecuentes en nuestro pueblo. Y nuevamente, el empeoramiento de las condiciones de vida aumentaba. Es como si se hubiese establecido un maléfico principio de que a mayor número de promesas, mayor número de incumplimientos. La crisis pesquera llegaba a su cenit cuando la Unión Europea, de forma impasible, da por cerradas las negociaciones con Marruecos y Barbate, se queda sin poder pescar en sus caladeros tradicionales de las aguas norteafricanas. Frente a esta situación, se ve la necesidad de diversificar la economía local. Un plan diseñado desde los despachos capitalinos. Un plan que prometía un volumen de inversiones para nuestro pueblo desconocidos hasta esa fecha, pero que el tiempo demostró no ser un verdadero documento de intenciones, sino más bien un elemento propagandístico tendente a calmar las peticiones que algunos sectores sociales y políticos exigían para Barbate. La historia, otra vez más, se volvía a repetir, y a pesar de que gobierno local y gobierno del país eran del mismo signo político, Barbate quedaba relegado a subsistir de forma precaria. El famoso polígono industrial, que aún hoy permanece sin estar completamente construido o el tan cacareado asunto de los hoteles de Zahora, quedaron más como excusas y como oportunidades para unos pocos que como un verdadero proyecto de cambio para nuestro pueblo.

El observador se ha permitido hacer este recorrido, en el que algunos pueden coincidir y otros no, para centrarnos esta semana en las declaraciones que el señor presidente de la Diputación de Cádiz hizo hace unos días para la televisión local. La primera observación, en torno a estas declaraciones, es que el citado político explicaba el problema del déficit económico municipal debido, fundamentalmente, a las políticas de contratación del anterior gobierno. Este argumento siendo válido es incompleto, pues de una parte hemos dicho que este tipo de política se inició con el comienzo de la democracia y en segundo lugar, porque en cierta forma, aún se sigue practicando. Es cierto, que la carga económica financiera que supone pagar la nómina todos los meses es muy elevada para Barbate, pero no es menos cierto que otros aspectos como la servidumbre que padece el municipio, también repercute en la poco saludable economía local, y por efecto, en la hacienda municipal.

La segunda observación, hace referencia a la afirmación que el mencionado político hizo en relación a la actual sintonía del gobierno local con otras administraciones. Si bien es verdad que anteriores gobiernos locales pudieron dar la impresión de hacer uso del sillón de la alcaldía en defensa de intereses partidistas (atacando a instituciones gobernadas por otros signo político) mas que de los intereses de la ciudadanía, no es menos cierto que ha habido otros grandes períodos de la historia de nuestro pueblo donde la sintonía entre los responsables políticos debía ser buena al ser el mismo partido el que gobernaba en Barbate y fuera de Barbate, sin que ello supusiera, como hemos descrito anteriormente, ningún avance para nuestro pueblo.

Una tercera observación está relacionada con la afirmación que durante la entrevista se realiza por parte de este dirigente político con respecto a los proyectos para Barbate. Parte por afirmar que la aprobación inicial del nuevo PGOU supondrá una herramienta para el desarrollo de distintos proyectos en nuestro municipio. Esta afirmación, que no deja de ser cierta, obvia que Barbate tiene un PGOU desde hace más de una década, y sin embargo han sido otros los factores que han imposibilitado el desarrollo del pueblo. Si este gobierno tiene un nuevo PGOU, que no lo tendrá en ningún caso antes de acabar la legislatura, este documento no servirá para nada si no se tiene una voluntad política real de intervenir en el suelo o si se sigue planteando el urbanismo como una herramienta de enriquecimiento de unos pocos frente a los intereses de la inmensa mayoría.

Por último, y después de oír a este importante responsable político provincial, sólo nos queda añadir la última observación: ahora o nunca. Ahora es el momento de que se cumplan las promesas. Es más, si como se mencionó en la entrevista “todos los factores están a favor para que se pueda producir el despegue de este pueblo, es ahora cuando no caben excusas, todo el mundo con sentido común agradecerá a quienes nos gobiernan dentro y fuera de Barbate, que de una vez por todas se produzca el ansiado giro en el rumbo de este pueblo hacia un futuro próspero. Pero para ello no es suficiente con que se diga solamente en una entrevista. Es necesario que lo que se dice, luego se traduzca en partidas presupuestarias que permitan las inversiones prometidas”. Por lo pronto, estas grandes partidas no han aparecido en los últimos dos años y, sin embargo, nuevamente Barbate ha quedado excluido de un gran plan inversor que la Junta pretende realizar construyendo viviendas de protección oficial en los municipios de más de 20.000 habitantes. Y no será porque no faltan viviendas en nuestro pueblo.

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