jueves, 13 de noviembre de 2008

El oro rojo.

Cada pueblo guarda una riqueza que debe saber valorar y potenciar. Con el titulo del oro rojo (que algunos pudieran identificar con el oro del Moscú) intentamos hacer una similitud al termino “oro negro”. Así, si bien el oro negro se utiliza para nombrar al petróleo y los beneficios que ha dado en las zonas del mundo donde se han encontrado bolsas, nosotros nos referimos con el oro rojo al valor del atún que pasa por nuestras costas.

No hace falta recordar que, desde la antigüedad, nuestras tierras han visto el asentamiento de diversas culturas debido en gran parte al transito por nuestras aguas del atún rojo. Aunque haya habido épocas de crisis, como ave fénix renacido de sus cenizas, las pesquerías del atún han vuelto a aparecer una y otra vez a lo largo de la historia.

Desde hace años, parte de la opinión pública barbateña se ha cuestionado la poca repercusión que esta actividad pesquera dejaba para la localidad. Desde hace años, personas a título individual o colectivo locales habían pedido que las distintas administraciones impulsaran las líneas de extracción, elaboración y comercialización de estos productos. La iniciativa, llevada al parlamento andaluz por un grupo político local para que se otorgara la denominación de origen a los productos de conservas y salazones de Barbate, fue la muestra más evidente del interés político-social por estas actividades. Paradójicamente, dicha iniciativa que fue aprobada por unanimidad, no se ha desarrollado, a pesar de haber transcurrido varios años desde su votación.

Sin embargo, un rayo de esperanza parece que se abre en este horizonte. La actual visita del Sr. Consejero de Agricultura y Pesca la semana pasada para la inauguración del Centro de Interpretación del Atún de Almadraba (CIAA) y su posterior embarque en el buque pesquero habilitado para la experiencia piloto de pesca-turismo, viene a suponer ese impulso institucional que desde hace años se reclama para que Barbate se convierta en uno de los principales puntos donde conocer la cultura ligada al atún rojo, ya sea en el plano antropológico, histórico,… o, simplemente, gastronómico. Tal y como recogían los medios de comunicación, estos proyectos han contado con la ayuda de los Fondos Europeos de Pesca con locuaz se demuestra la necesidad del apoyo institucional a las iniciativas locales.

El consejero finalizó su visita a Barbate acudiendo a la inauguración oficial de una empresa conservera local. Este es otro elemento que, desde las administraciones, debe tenerse en cuenta para propiciar un despegue económico de nuestro pueblo. Si bien es verdad que la producción del atún rojo de almadraba es en materia de salazón y conserva un porcentaje mínimo del total de la producción, no es menos cierto que en nuestro pueblo se ha agudizado el ingenio para buscar nuevos productos en conserva o semiconserva que gozan de una calidad extraordinaria y de una variedad selecta para los mejores paladares. Las banderillas de atún ahumado con queso, el atún en manteca, el atún al horno, las albóndigas de atún, etc, se han venido a unir a las tradicionales conservas y semiconservas de Barbate. Así, junto a los productos anteriores, podemos encontrar la sarda, el atún de ijar o como decimos “aijar”, los boquerones en vinagre, las huevas secas (maruca, bonito, atún,…), las sabrosas conservas de ventresca de atún y cómo no, la famosa mojama de atún, ya sea en sus versiones de atún rojo o de otras especies. Barbate ha sido capaz de desarrollar un amplio abanico de ofertas de sabores que debe ser dado a conocer.

Hecha esta introducción, merecida por los empresarios y trabajadores del sector, en esta semana nos gustaría hacer una serie de observaciones en relación a este asunto.

La primera de las observaciones, que se nos antoja, es la necesidad de activar desde el Consejo local de Pesca, las iniciativas necesarias para que la denominación de origen de los salazones y conservas de Barbate sea una pronta realidad y no permanezca en el olvido. A este observador, no se le quiere ni tan siquiera ocurrir, que el retraso en la consecución de este tan merecido reclamo comercial, haya podido deberse a la pasividad intencionada por parte de algunos responsables de años anteriores de la Consejería de Agricultura y Pesca que mantenían lazos con otras zonas del litoral andaluz, donde también existe la producción de salazones. Así pues, aprovechando el cambio en la dirección de la Consejería, es necesario, desde nuestro punto de vista, recobrar tan justa demanda.

La segunda observación, hace referencia a la necesidad de impulsar, subvencionar y apoyar a cuantos pequeños empresarios han iniciado la dura tarea de poner en marcha pequeñas empresas locales en el ámbito del salazón y la conserva. Así pues, si las grandes empresas locales han recibido cuantiosas ayudas para algunos de los proyectos que hemos nombrado anteriormente, es de justicia que quienes lo hacen desde una dimensión de empresas más pequeñas también reciban el apoyo de las distintas administraciones. Facilitar el acceso a suelo industrial en el polígono “El Olivar”, creado con fondos públicos, no es una reclamación oportunista sino una necesidad para dar viabilidad a dichos proyectos. No podemos entender que aún haya cientos de metros cuadrados de parcelas del polígono que “siguen en barbecho”, y que por otra parte los pequeños empresarios tengan difícil acceder a una pequeña nave de su propiedad.

Una tercera observación, es la posibilidad de que se articule un sistema social en torno a este tipo de actividades. Nos referimos, pues, a la necesidad de que, educativamente, se dote de ciclos formativos que permitan a las nuevas generaciones, incorporarse a dichos trabajos con una formación académica y práctica que generarán una sinergia de innovación en dicho sector. Es evidente que invertir en investigación y desarrollo pasa por estructurar un sistema formativo de calidad y que sea capaz de dar respuestas a los nuevos retos que desde este sector se puedan ir planteando. Pero no sólo en el plano formativo-educativo es necesario intervenir para crear este sistema. Consideramos igualmente que se deben establecer relaciones entre distintos sectores, para que nuestra oferta sea única e inigualable de las otras ofertas posibles. Así, junto a los aspectos antropológicos de la pesca de almadraba, que podrán ser conocidos de forma mucho más directa con la experiencia del barco piloto de pesca-turismo, se debería de intentar ofertar conjuntamente una ruta gastronómica, un hospedaje y porqué no, una oferta cultural en la que el Centro de Interpretación del Atún Rojo debe jugar un papel destacado.

Como última observación nos gustaría reseñar que lo aquí dicho, no es lo único necesario para reflotar nuestro pueblo. Pero sin duda, es un elemento que puede dar mucho juego en la revitalización económica y social de Barbate. Pero para ello es necesario que quienes nos gobiernan a nivel local, sean los primeros en creérselo, y lo demuestren estando presentes cuando se produce una visita tan importante para el sector como la que hemos tenido días pasados. Es inconcebible que la agenda de alcaldía, no haya contemplado dicha situación, y que el acalde haya estado de vacaciones cuando se produce esta visita. Pero es menos comprensible, que las autoridades locales que tuvieron que hablar públicamente y delante del. consejero andaluz sobre estos proyectos, lo hayan hecho con la inseguridad de quien no sabe de qué está hablando bien porque lo desconoce, o bien porque no le interesa.

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