martes, 6 de enero de 2009

Las Hazas de una vida

Casi sin querer han pasado cuatro años y, nuevamente, se ha celebrado el sorteo de las Hazas de la Suerte. Cuatro años puede ser mucho o poco tiempo, depende de quien lo mire. Un niño de cuatro años tiene muy poca edad. Sin embargo, cuatro años en la vejez de una persona es un tiempo tan grande que algunos no lo superan. Cada cuatro años el patio del Ayuntamiento de Barbate se llena de abuelos y abuelas que, después de esperar toda una vida, no se resignan a perder la esperanza en que este año puede ser cuando le toquen las Hazas.

Nuestras Hazas de Suerte, heredadas cuando Barbate se independiza de Vejer de la Frontera, son, como ya se sabe por todo el mundo, un elemento histórico y antropológico nacido por la condición de frontera que el territorio que habitamos tenía en la Edad Media. El premio que hoy se recibe no es nada más, ni nada menos, que el privilegio que gozaban algunos municipios de tener tierras comunales para que sus habitantes pudieran buscar el sustento trabajando directamente esas tierras de labranza.

Las Hazas de Barbate, pese a la falta de protección que han tenido, siguen emulando a sus iguales de Vejer, aunque en este municipio la tradición de lucha de siglos y siglos en la defensa de estos bienes comunales hayan provocado una mayor conciencia colectiva de protección de dichas tierras. Las Hazas de Barbate, a pesar de los diversos elementos adversos con los que ha tropezado, se siguen sorteando. No es demagogia. Todos sabemos cómo un bien comunal que fue intocable durante siglos por ningún poder público o privado, paradójicamente, con la llegada de la democracia no fue respetado. Las ambiciones señoriales, los procesos de desamortización,…no fueron o no pudieron variar la condición comunal de estos terrenos.

Sin embargo, y no es pretensión el buscar culpable, la mayoría de nuestras Hazas de Suerte quedaron afectadas por la servidumbre militar del campo de tiro del Retín. No hubo mucha dificultad para ello, o al menos aparentemente no la hubo. Promesas, como siempre, de un desarrollo de nuestro municipio en base a esa instalación militar fueron el somnífero perfecto para adormilar a un pueblo que, como en otras tantas ocasiones, lucha más por sobrevivir que por diseñar la vida que quiere. Luego, o no se supo o no se pudo o no se quiso, pleitear para que estos bienes fuesen como dice la Constitución de 1978 en su Artículo 132 regidos por “los principios de inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad”.

Sólo unas pocas Hazas escaparon a dicha “expropiación forzosa”. Sólo unas pocas de Hazas siguieron sirviendo para los menesteres que fueron concebidas, pero, lamentablemente, estas pocas Hazas son aprovechadas de manera irregular por colonos que no cumplen los requisitos que establece el reglamento para trabajarlas. A la gente de Barbate sólo le llega en forma de renta el premio de las Hazas, que, igualmente, para ser cobrado, en algunos casos, los agraciados “se las ven y se las desean”. No quisiéramos imaginar que, para colmo, estas Hazas, explotadas de forma irregular, puedan haber dejado interesantes dividendos a quienes, uniendo la explotación de varias de ellas, consiguen sumar las hectáreas suficientes para acogerse a las ayudas que la Unión Europea ha ofrecido durante años. En este caso, los verdaderos agraciados con las Hazas, nuevamente, no habrá sido el pueblo llano, sino aquellos que pueden sacar estos más que interesantes dividendos. Para ello no hay nada como conocer y los subterfugios que el marco legal deja, y poder contar, cómo no, con el beneplácito y la ayuda de quienes, desde el poder, hacen la vista gorda a quienes tienen otro poder.

Esta gente no tiene la necesidad de esperar cuatro años para obtener beneficios de las Hazas. A esta gente no se le verá en el patio del Ayuntamiento cada cuatro años esperando que, en el atardecer de sus vidas, la suerte de las Hazas les agracie. Esta gente no ve más allá de las Hazas uno de sus múltiples negocios, porque son gente que suelen hacer de la vida un negocio y no ven más allá de su interés por lucrarse.

Es una lástima que las Hazas de la Suerte siembren más para quien más tiene. Es una lástima que la suerte de las Hazas toque cada cuatro años siempre a los mismos. Es una lástima que cada vez haya más premios a herederos de…porque los titulares no pudieron ir más al patio del Ayuntamiento y no vieron en esta vida que la suerte de las Hazas le llegase.

De nada han servido reformas de reglamento, ni actualizaciones de los mismos, ni publicaciones, ni tan siquiera conferencias o charlas para dimensionar en su totalidad y grandeza lo que supone las Hazas de Suerte. Hace falta que haya una verdadera voluntad política para que los fallos existentes en dicho sistema de explotación sean subsanados de una vez por todas. Se necesita una verdadera voluntad política para proteger, conservar y velar por la titularidad de bien comunal de las Hazas, que no fueron afectadas por la citada expropiación. Hace falta, por último, una verdadera voluntad política para que estas tierras, que pueden dejar interesantes recursos para Barbate, puedan ser explotadas de diferentes maneras o usos adecuándose a los tiempos actuales.

Las rentas de las Hazas no pueden, por su cuantía, cambiar de forma radical la vida de quien es agraciado. Las rentas de las Hazas, en el mejor de los casos, vienen a suponer una pequeña ayuda a la economía familiar. Pero no por ser pequeña la cuantía, estos premios levantan pocas expectativas. Quienes cada cuatro años en el mes de diciembre acuden a nuestro Ayuntamiento a presenciar el centenario sorteo de las tierras comunales, buscan que la suerte de las Hazas les toque y que ese año, realmente esas Hazas, hayan sido las de la suerte.

Sólo hacer una observación. En manos de quienes nos gobiernan, está la capacidad de mantener esta tradición ancestral o de hacerla desaparecer por ambiciones personales. En manos de quienes nos gobiernan, está la capacidad de poder revisar cómo se expropiaron las Hazas del Retín. En manos de quienes nos gobiernan, está la posibilidad de buscar una fórmula para que nuestros mayores puedan ver en vida que han sido agraciados con las Hazas de la Suerte.

A este observador, sólo le queda alegrarse de todos los que han sido agraciados y aquellos que no han tenido dicha suerte esperar que la salud les acompañe en estos cuatro años para volver a llenar el patio del Ayuntamiento cuando, nuevamente, las Hazas de la Suerte vuelvan a nuestras vidas.

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