miércoles, 14 de enero de 2009

Ni reyes, ni dioses, sólo hombres.

En esta semana, este observador, no quiere dejar pasar por alto lo que esta sucediendo en una pequeña zona del mundo. Nos referimos, como no, a Gaza. Por más que uno da vueltas a la cabeza, no logra entender como es posible que la locura de la guerra y de la muerte se haya apoderado de las mentes de quienes tienen la obligación de gobernar a los pueblos.

No trataremos de hacer un análisis de la situación, para ello hay grandes analistas políticos y geoestrategas, tan solo no queremos dejar pasar la oportunidad que nos ofrece este periódico para resaltar algunas de las noticias que hemos leído y que nos han sobrecogido y con ello no hacernos participes con nuestro silencio.

Desde hace varios días, el ejército israelí comenzó la operación militar contra la Franja de Gaza. Durante varios días, miles de bombas han caído sobre la población que vive en Gaza. Las consecuencias, como siempre que hay una guerra, son horripilantes. En este caso, aún son más terribles, si cabe, debido a varios motivos: de una parte por la debilidad de uno de los bandos, de otra, por la dificultad de hacer llegar la ayuda a la población civil.

Así Gaza en estos días se ha convertido en un verdadero infierno, donde da igual la edad, el sexo o la condición de cada uno de sus habitantes, todos ellos se han convertido en blanco de guerra.

Hasta tal punto ha llegado la situación de indefensión que hemos podido leer como “la Cruz Roja insiste en que la situación sanitaria en Gaza es "dramática" y pide que se proteja a los civiles” (Europa Press, 7-1-09) o como “el mayor hospital de Gaza al borde del colapso ante la falta de combustible para sus generadores” (La Nueva España, 7-01-09).

Esta estrategia belicistas, que no sirve para encontrar soluciones, alimenta el conocido “ojo por ojo, y diente por diente” que tan pésimos resultados ha dado en la historia de la humanidad. Esta masacre que según parece ser ha estado milimétricamente planificada, hasta el punto de poder leerse que “la ofensiva israelí se gestó como mínimo hace 6 meses” (El Periódico de Catalunya, 7-01-09) deja tras de si un reguero de muertes inocentes.

Los inocentes como siempre son aquellos que menos cuentan, a veces son llamados efectos colaterales. La muerte de estas personas indefensas pone de manifestó el poco valor que se da a la vida humana por parte de algunos. En esta ocasión no podía ser menos y es llamativo poder leer como “la mitad de los muertos son mujeres, niños y jóvenes menores de 18 años” (Clarín.com, 7-01-09). La vida de los inocentes se justifica como un mal menor para acabar con el peligro. Pero no cabe duda que resulta cada vez mas complejo poder justificar algunas actuaciones cuando podemos leer como “un médico noruego asegura que sólo una minoría de los heridos que ha atendido en Gaza son miembros de Hamás” (Europa Press, 7-01-09). La vulnerabilidad de la población civil es tal que hay que hemos podido leer “Gaza, una ratonera para la población civil” (Euronews 6-01-09).
Para colmo en esta escalada de sin razones vemos como algunos de los objetivos de los bombardeos, son lugares públicos difícilmente son equiparables a instalaciones militares. Nos ruborizamos al leer “matanza en una escuela de la ONU llena de refugiados en Gaza” (El País, , 7-01-09) o denuncian ataque contra escuela de la ONU en Gaza” (Prensa Latina, 7-01-09), estas noticias dan a conocer como decenas de niños han muerto en este ataque.

En este contexto resulta fácil comprender que “es difícil ser niño en Gaza” (EuropaSur, 7-01-09). La situación de desprotección de la infancia ante el ataque de los más modernos artefactos de destrucción y muerte ha llevado a que algunas ONGs muestren su indignación. “La muerte de más de 100 niños en Gaza indigna a Save the children” (Ecodiario, 7-01-09)

En este escenario de destrucción, la ayuda internacional se hace indispensable y son muchos los países que han empezado a enviarlas. Hemos podido leer “Rusia enviará más ayuda humanitaria para población de Gaza” (Prensa Latina, 07-01-09), “Brasil anuncia envío de 14 de toneladas de ayuda humanitaria para Gaza” (Los Tiempos, 07-01-09), “Londres destina US$ 5,8 millones en ayuda a Gaza” (El Mercurio OnLine, 07-01-09), …

Pero estas ayudas no han estado exentas de problemas así “Bruselas admite "dificultades" para entregar ayuda humanitaria a Gaza e insta a Israel a permitirla (Europa Press, 5-01-07), una ayuda que ha empezado a entrar con “tres horas de tregua al día para Gaza” (La Nueva España 7-01-09).

Mientras todo esto pasaba nosotros hemos estado inmersos en la vorágine de las fiestas con las comidas, las compras, los regalos, las copas, etc. Ahora que nuestros hijos e hijas vuelven a sus centros escolares, que la gente se prepara para las rebajas y la cuesta de Enero, todo esto sigue pasando.

En esta zona del mundo sagrada para varias religiones se ha instalado la locura de las armas de forma casi permanente. Ahora ni el nacimiento de dioses, ni las fiestas de reyes han sido capaces de parar esta pesadilla. Sólo, como siempre, el clamor de millones de personas podrá hacer que esta locura termine. Unamos nuestras voces a las miles de voces escuchadas por todo el mundo pidiendo el final de esta matanza. Que nadie deje de hacerlo por falta de información, que nadie quede al margen por decir no conocer lo que pasa. En estas direcciones de Internet algunas ilustres personas nos dan su opinión y nos ofrecen información: http://www.rebelion.org/seccion.php?id=17, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78271&titular=israel o http://www.rebelion.org/noticia.php?id=78386&titular=gaza:-crimen-y-vergüenza.

Por eso, una sola observación: no estaría de más que pudiéramos sacar un poco de tiempo de nuestras vidas para concentrarnos aquí, en Barbate: Con ello y desde aquí decir también con voz fuerte y clara que acabe este genocidio. Aunque nuestra voces la de los de a pie no tengan el eco que pueden tener la de los famosos, nuestras conciencias al menos estarán tranquilas al manifestar que no queremos ser participes de un mundo donde tanto dolor y tanta muerte se convierte en cotidiano.

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