viernes, 19 de septiembre de 2008

La Torre de Babel una suerte y no una desgracia.

Para la tradición judeo-cristiana, las consecuencias de la Torre de Babel se interpretan como un castigo divino ante la osadía del ser humano al querer alcanzar las alturas del cielo. De esta forma, hemos aprendido desde muy pequeños como por este atrevimiento se castigó al género humano a no entenderse al hablar mil y una lenguas. Posiblemente nos seamos muchas veces conscientes, pero este tipo de mensajes dan la impresión de que la diversidad es un problema, es un castigo. Este tipo de mensajes marcan sin duda nuestros patrones culturales, desde la noche de los tiempos. No es de extrañar, por tanto, que la diversidad en nuestra sociedad occidental sea vista en muchas ocasiones como un mal, cuando en verdad si lo analizamos supone una verdadera riqueza.

Volviendo al símil de la Torre de Babel, debemos recordar que cuantas más lenguas hay mas riqueza se alcanza a la hora de representar verbalmente el mundo que nos rodea. Así, por ejemplo, para nosotros hay un concepto de blanco pero sin embargo los esquimales son capaces de distinguir una enorme variedad de colores y hasta tienen variados nombres para colores que otros veríamos, a lo sumo, como simples y escasos matices del blanco. Igual ocurre con el color verde para los habitantes de la Amazonía quienes diferencian con nombres distintos lo que para nosotros sería un mismo color con diferentes tonalidades. Esta variedad que nace de la propia adaptación al medio demuestra la verdadera dimensión de la diversidad.

La diversidad así vista no se convierte en un problema, todo lo contrario en una riqueza. Si, además, tenemos en cuenta que lenguaje y pensamiento están unidos, es evidente que una misma lengua lleva a un mismo pensamiento, y esto lleva a una misma verdad. Este reduccionismo, elimina así el problema y deja sentados dogmas que todos deben compartir. Un pensamiento único para una sociedad uniforme que sólo vea una posible manera de organizarse, una única forma de comportarse, una sola manera de obtener los recursos necesarios para vivir, una inevitable e invariable forma de afrontar el futuro,…por supuesto todo ello dado por los que controlan los medios necesarios para que el pensamiento y la cultura se transmitan o aíslen.

En el ámbito del planeta Tierra ,asistimos atónitos al fenómeno de la globalización. La tierra como aldea global, de una parte, elimina, las barreras artificiales que se fueron creando muchas veces por puros intereses económicos que tienen más que ver con la ambición del ser humano que con un verdadero desarrollo personal y colectivo. De otra parte, esta globalización, se convierte en una herramienta para igualar a todos en la comida, el vestido, las diversiones, las modas y modismos, en la perdida de la propia identidad cultural y antropológica, pasando el patrón cultural por el tamiz de las grandes empresas que a través de los mass-medias nos igualan ficticiamente en un mundo de consumo y derroche. Un mundo donde cuando la cosa se pone fea (como en la actualidad) no se dudad en culpar a los otros como los responsables del problema de los unos, no se dudad en mandar mensajes contra lo distinto, por ejemplo se llega a lanzar acusaciones por grandes i-responsables de la política a nivel estatal contra los emigrantes.

Pero, como lo que nos lleva a escribir estas líneas en este periódico es nuestra preocupación por lo más próximo, nos gustaría comenzar a realizar una serie de observaciones de cómo en nuestro querido pueblo desde hace bastante tiempo la diversidad ha sido apreciada como un elemento negativo, y, por tanto, de una u otra forma, se ha intentado acallar la discrepancia utilizando una y mil formulas para ello.

Primera observación ¿Enriquece la vida de un pueblo o ciudad la existencia de un tejido asociativo diverso y reivindicativo? Cualquier persona puede pensar que sí, que la existencia de asociaciones o colectivos varios, que reclamen, sin ningún animo de lucro, mejoras en la educación, en la sanidad, en la atención a diversos colectivos de personas necesitadas, en la mejora de las instalaciones deportivas como elemento de salud, de vecinos que exijan las condiciones mínimas de limpieza y mantenimiento de sus calles y zonas donde viven al tiempo que se comprometen en la misma tarea, o de jóvenes, de mayores, etc...sólo puede beneficiar. A nadie se le puede escapar que esta diversidad únicamente puede enriquecer la vida de los ciudadanos y ciudadanas. Entonces, ¿cómo se explica el asociacionismo a la carta que se ha practicado desde el poder y sus allegados en la historia reciente de este nuestro pueblo? ¿Cómo se puede explicar que nunca hayan existido o funcionado con normalidad órganos colegiados donde aunar los esfuerzos de todos y todas? ¿Cómo se puede entender que sistemáticamente se haya empleado el principio de divides y vencerás premiando algunos colectivos afines con dinero o televisores y videos y negando a otros los mínimos recursos para que pudieran llevar a cabo su labor desinteresada?

Segunda observación. ¿Podemos plantear la diversidad de opiniones políticas como una de las señas de identidad de una verdadera democracia? Es esta otra cuestión que requiere poco análisis, si no hay variedad difícilmente puede existir algo parecido a la democracia. Por tanto ¿cómo explicar el uso del poder político para ningunear, despreciar, ignorar, o intentar controlar la diversidad política? ¿Cómo se puede valorar el interés de quienes desde el poder han usado estrategias tan viejas como el palo y la zanahoria? Es decir, ¿cómo interpretar, de una parte la persecución y discriminación de parte de la ciudadanía por y tener otras ideas políticas y de otra la compra de voluntades de quienes en principio manifestaban opinión distinta pero sucumben a su interés particular?

Tercera observación. ¿Podemos considerar que se fomenta la democracia cuando quienes gobiernan o tienen el poder ponen los medidos para que sus mensajes sean los únicos en llegar o al menos lleguen más que ningún otro? ¿Cómo se puede interpretar que una sociedad plural y diversa sólo se escuche una sola voz, normalmente del que más poder tiene? ¿No estamos reduciendo de esta forma la riqueza que supone la variedad?. En este caso tan importante es hablar sin pelos en la lengua, como que todas las lenguas no tengan el mismo pelo.

Para este observador de la vida política institucional local, ésta ha caído, por diversas causas, en un monolitismo. Esta circunstancia impide que la diversidad enriquezca el debate y favorezca la creación de opinión, algo que puede beneficiar a unos pocos pero que sin duda impide el desarrollo normal de una sociedad.

El observador

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