viernes, 4 de julio de 2008

¿Debate?



El observador en esta ocasión se va a detener en el debate sobre el estado del municipio celebrado esta semana en el ayuntamiento de Barbate. La primera observación que podemos hacer, en torno a lo que y cómo sucedió, es que la mayoría absoluta del PSOE se ha encontrado, por diversas circunstancias, con un pleno municipal diezmado y, posiblemente, desorientado al faltar la mayoría de los miembros del primer grupo de la oposición (como se ha conocido recientemente por la prensa). En estas circunstancias, más que debate, tanto IU como PP como PSOE, se limitaron a realizar sugerencias o peticiones al gobierno local, esperando que la mayoría absoluta aplastante del PSOE sepa valorar y aceptar cuantas iniciativas presenten cualquier grupo y sean buenos por el municipio.

La segunda observación es que la introducción hecha por el alcalde parecía ser más una justificación, una huída hacia delante, una disculpa al pueblo de Barbate, que un discurso donde se explicará al pueblo cual es la situación y cuales son los planes ¡para mejorar la vida en el pueblo. Este discurso parecía ser una excusa de por qué no se avanza con una cierta acusación velada a su propio partido. Este alcalde, que se presentó a las elecciones municipales con el único aval de contar con todo el apoyo institucional de su partido (PSOE) tanto en la Diputación, en la Junta como en el Estado, para dar solución a los problemas de Barbate comenzó su intervención acusando de que los problemas siguen estando presentes, que las administraciones son muy lentas (incluida la local) y que “los bueyes van detrás del carro”. Manifestó que él y su equipo de gobierno tienen maravillosas ideas para el desarrollo de nuestro pueblo, pero que les cuesta mucho trabajo realizarlas. Dijo que él, al igual que muchos barbateños/as, “no se cree nada” y dio a entender que hasta que no vea no la primera piedra, sino la última, de cada una de las inversiones prometidas, no dejará de desconfiar en la voluntad de otras administraciones para ayudar a Barbate. ¿Y entonces dónde están las promesas electorales?

La tercera observación es obvia de realizar. Este alcalde, ha optado por pedir a su partido y no por exigir los derechos de este pueblo. Cuando la primera autoridad municipal acepta que los dirigentes de su partido den o quiten en función, no de criterios objetivos de necesidad sino de otras cuestiones menos claras, cuando un alcalde, como decimos, acepta esto, corre el peligro de convertirse en un funcionario burócrata de su partido más que en el representante democrático de la voluntad popular.

Para acabar con estas observaciones, señalar cómo el equipo de gobierno, después de la pesimista y abnegada exposición de la alcaldía, dio a conocer a través de su portavoz un listado de actuaciones realizadas en este año. Llama la atención de que en este listado se confunden las iniciativas políticas (que deben de servir de revulsivos para transformar el pueblo) con las labores administrativas propias del ámbito municipal. Es cómo si en el debate del estado de la nación, el presidente del gobierno dijera que entre sus logros, está el funcionamiento cotidiano de las administraciones. El día a día de un ayuntamiento no es lo que tiene que explicar un equipo de gobierno. Un gobierno local que se precie de tener un diseño de la que ciudad y municipio que quiere debe evaluar cada cierto tiempo los niveles de consecución de los objetivos propuestos, ver donde se ha podido fallar y poder corregir los errores. En este caso en el debate sobre el estado del municipio se hecho en falta una valoración de los niveles de desarrollo y consecución de objetivos del “Plan Ciudad de Barbate” documento que el PSOE presentó como guía de donde querían llevar a este pueblo , y eso es lo que justamente falto en el debate saber hacia donde vamos.

El Observador.

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