Los grandes poderes mediáticos, que usan las más sofisticadas técnicas psicológicas y sociológicas, nos hicieron creer a la gente de a pie que el mundo estaba a nuestras manos y que podíamos acceder a cualquier bien de consumo tan solo con realizar una llamada a una agencia crediticia, que nos facilitaba, en poco tiempo, los euros necesarios para permitirnos “nuestro capricho”. Todo ello, con unos importantes intereses que aumentaban de forma alarmante el valor real del producto. Pero no importaba.
Nuestro modelo económico, igualmente, nos hacía pensar que todos podíamos disfrutar de cuantas cosas quisiéramos y, de esta manera, nos igualábamos supuestamente a quienes realmente sí pueden hacerlo, por su poder adquisitivo.
Las segundas viviendas, los coches de lujo, la última moda, las zapatillas de deporte de marca…se pusieron a la orden del día. Y, en el peor de los casos, algunas personas no se conformaban con tener algo, por ejemplo una buena casa, sino que lo querían todo, es decir, además de la casa, querían el mejor coche, las mejores zapatillas, la segunda vivienda, salir de copas…
Algunos que participaban en el “boom” de este sistema económico, y que por lo tanto tenían sueldos ajustados a la demanda del mercado y no a su cualificación profesional, creyeron que su nivel de vida sería para siempre, sin tener en cuenta que, cuando el mercado cayese, su mano de obra se desvalorizaría y su nivel de vida bajaría de forma significativa.
Ahora en plena crisis, que empezó como una recesión pero ya nadie la niega, muchos de esos trabajadores que ganaron grandes salarios tienen que ser socorridos con iniciativas gubernamentales para poder cubrir sus necesidades básicas una vez que han agotado la prestación del subsidio de desempleo y su prórroga o, como se conoce cotidianamente, ayuda. Sin embargo, ahora estos trabajadores ven cómo su salario no tiene nada que ver con otras situaciones y cubren tan sólo la subsistencia mínima de una familia.
Como decimos, estas iniciativas de las que venimos escuchando hablar desde hace unos meses suenan ya tanto como la palabra “crisis”. Como una soterrada forma de hacer más corta la espera de quien desespera por su situación laboral. Así, si al mismo tiempo que escuchamos en las noticias de radio, de televisión o leemos en los principales diarios el término “crisis” y lo acompañamos de otros términos como “planes de empleo” o “programas de inversiones públicas”, muchas de las personas que en los últimos meses han pasado a engrosar las listas del paro recibirán un destello de esperanza, pensando que porqué él no puede ser uno de los que pueda acceder a ese nuevo trabajo.
Uno de estos planes es el MEMTA, que recoge una serie de Medidas Extraordinarias para la Mejora de la Empleabilidad de las Personas Demandantes de Empleo y que consiste, según palabras de la administración autonómica, en un plan de choque para evitar el incremento del desempleo en la región. Para ello, se contará con 100 millones de euros que beneficiará a más de 130.000 parados andaluces. En el mismo, el Gobierno Central aportará un total de 47 millones de euros, mientras que la inversión de la administración autonómica ascenderá a los 53 millones. Todo este dinero, servirá para poner en marcha una serie de medidas para incidir en la orientación e inserción laboral de los demandantes de empleo.
Vaya por delante que este tipo de medidas las vemos como necesarias y de justicia social. Nos congratula que, desde el Estado, no se dude en intervenir en la economía para intentar corregir “los defectos del mercado”. Nos alegramos de que, desde la hacienda pública, se libren partidas presupuestarias para los trabajadores y que no vayan dirigidas exclusivamente a las grandes empresas o a los bancos. Queremos, igualmente, mostrar nuestra satisfacción porque estas ayudas lleguen a nuestro pueblo como están llegando al resto de municipios de toda Andalucía.
En los últimos días, hemos podido leer como más de cincuenta desempleados se incorporan en Barbate al citado plan MEMTA. Estas personas, muchas de ellas ligadas a tareas del sector de la construcción (albañiles, pintores, fontaneros, electricistas) merecen esta oportunidad de volver a su actividad laboral. Muchas de estas personas, aun siendo vecinos y vecinas, no trabajaban en nuestro municipio, sino en otros lugares donde el “boom” urbanístico necesitaba de una ingente cantidad de mano de obra.
Ahora, con estos contratos, y según hemos podido leer, al parecer se van a afrontar varios proyectos de mejora urbanística. Todo ello, según se dice desde la concejalía de Fomento del Ayuntamiento de Barbate. Esperemos que algunos de estos proyectos que llevan años empantanados como el arreglo de la barriada de Fátima, vean de una vez su fin.
Sin embargo, por el contrario, nos preocupa que estas medidas, que se hacen con dinero público, se realicen sin ningún rigor ni planificación y sus resultados no sean todo lo efectivo que debiera. Creemos que es más que necesario que se realicen con criterios objetivos, que permitan la igualdad de oportunidades y no que no sean aprovechadas de manera discriminatoria por unos pocos. Por ello, nos gustaría hacer las siguientes observaciones:
Estos contratos de tres meses son tan sólo una pequeña ayuda. Claro que, en la situación actual, una ayuda por muy pequeña que sea no viene nada mal. Por ello, sirva esta primera observación: ¿Dichos contratos tienen en cuenta la continuidad de manera que se pueda afrontar proyectos completos que no queden a medio terminar?
Una segunda observación, es que para muchos de los seleccionados, quizás es lo más importante que les ha podido pasar en los últimos meses, ya que han podido ver ese hilo de esperanza del que hablamos anteriormente. Por ello, seguro que han sido festejados y por lo tanto deben ser bienvenidos por el conjunto de la ciudadanía. Sin embargo, no se debe perder la perspectiva. En este sentido, consideramos que en un municipio con una altísima tasa de paro 56 contratos de tres meses resultarán insuficientes.
Por eso, nos parece excesivo que se califiquen estos 56 contratos de tres meses como “un impulso importante para la sociedad barbateña en los tiempos que corren”. No comprendemos como, desde el gobierno local, se pueda afirmar que “se han creado” 56 puestos de trabajo. Basta recordar que estos planes de choques son transitorios, y que por lo tanto pronto se destruirán dichos puestos de trabajo.
Una última observación, a modo de pregunta. ¿Podemos tener la certeza de que nuestro gobierno local tiene todo planificado y estudiado para que dichos contratos, además de ser una ayuda para estas personas en paro, supongan como ha dicho el concejal de fomento “una inversión histórica en la localidad en infraestructura viaria que mejorará sustancialmente la calidad de vida de los barbateños y barbateñas y la imagen del municipio”?
Esperemos que sí, que el gobierno haya panificado para que algo quede y que con el Plan MEMTA no suceda como con otros planes de choque anteriores, muchos de los cuales sólo sirvieron para parchear y para que algún agraciado o agraciada pasase a tener una nómina fija en el Ayuntamiento, mientras el resto volvía a engrosar las listas del paro.
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